Con tu primer contrato de trabajo formal llegan los aportes a salud, a riesgos profesionales y al ahorro pensional.
Ahorrar desde tu primer trabajo para tu pensión te trae beneficios inmediatos. Si llegas a sufrir, por ejemplo, un accidente o una enfermedad que te limite físicamente, los aportes que has hecho te darían derecho a una pensión de invalidez o en el peor de los casos, si llegas a fallecer, tus beneficiarios podrían acceder a una pensión de sobrevivientes.
Es importante que sepas que no existe un solo tipo de contrato de trabajo, pues se puede vincular a la persona mediante diferentes modalidades:
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Contrato a término indefinido
Ocurre cuando el empleador y el trabajador contratan sin establecer un término en el cual debe terminar el contrato, cuando el contrato no se realiza por escrito se entenderá que es a término indefinido.
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Contrato a término fijo
Ocurre cuando el empleador y el trabajador contratan, estableciendo un término por el cual se ejecutará el contrato.
Este contrato siempre debe pactarse por escrito, sino se presumirá que es un contrato a término indefinido.
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Contrato por obra o labor determinada
Se contrata al trabajador para que preste su servicio por el tiempo que dure una obra o labor determinada, por tanto, será requisito que dicha obra o labor esté expresamente estipulada en el contrato.
Dependiendo del tipo de contrato los aportes los deberás pagar tú o tu empleador de la siguiente manera:
Recuerda que cotizar a seguridad social es vital para que puedas proteger tu futuro y el de tu familia, y si lo haces desde muy joven en un fondo privado, tu ahorro crecerá mucho más con el tiempo.
Por eso es importante que desde tu primer trabajo empieces a plantearte metas y a hacer una planeación de tu retiro. Mira cómo lo hizo Iván Darío, un pensionado que da este consejo a todos los jóvenes para que no se dejen coger la tarde.